El vértigo fisiológico se produce en individuos sanos cuando hay un desequilibrio entre los sistemas vestibular, somatosensorial y visual. Es una sensación de falta de estabilidad o de desconocer cuál es nuestra situación en el espacio, con sensación de giro de objetos y que suele ir acompañada de náuseas, vómitos, y falta e inestabilidad para la marcha. Aparece ante determinadas situaciones como son el movimiento giratorio de la cabeza, situaciones de ingravidez, altura o balanceo del automóvil.
¿Qué es el vértigo patológico?
El vértigo patológico se desencadena cuando hay un desequilibrio en el sistema vestibular por una alteración dentro de las vías vestibulares, desde el oído hasta la corteza cerebral. Habitualmente se produce por alteraciones en el laberinto, órgano del equilibrio localizado en el oído interno. En este caso se trata de vértigo de origen periférico.
Ocurre también cuando existen alteraciones del nervio craneal o de los núcleos del cerebro donde se procesa la información que envía este nervio, tratándose de un vértigo central.
El vértigo patológico puede clasificarse en vértigo visual, somatosensorial (por neuropatía periférica) y vestibular (periférico, central).
El vértigo visual está originado por diplopía secundaria a paresia súbita de un músculo intraocular y también por defectos de refracción de la vista corregidos por lentes con nueva o incorrecta graduación.
¿Cuáles son las principales causas del vértigo?
Entre las principales causas se encuentran:
Infecciones de oído medio e interno
Los traumatismos en la cabeza
Algunos virus
Medicamentos
Falta de riego sanguíneo
Tumores del nervio acústico
Desconocidas
¿Cómo se diagnostica?
Ante un vértigo lo primero es intentar averiguar si es:
Periférico (oido medio, laberinto, coclear, VIII par craneal),
Central (cerebro, cerebelo, protuberancia)
Sistémico (fármacos).
¿Cómo se explora el vértigo?
Incluye una exploración básica:
Exploración general que debe incluir: una cuidadosa atención al sistema cardiovascular (arritmias).
Estudio de la marcha.
Test de Romberg.
Exploración neurológica completa, pares craneales, cerebelo.
Nistagmus (horizontal, vertical, rotatorio, mixto). Dirección de la fase rápida, vértigo asociado y agotamiento o no en la respuesta.
Otoscopia y escuchar el tic-tac de un reloj, la voz y el roce de los dedos (son tres frecuencias básicas).
Otras pruebas complementarias que se realizan son las siguientes
Medición de la tensión arterial, electrocardiograma.
Sistemático de sangre y glucemia.
Cuantificación de hormonas tiroideas en algunos casos.
Audiometria.
Electronistagmometria.
Electroencefalograma.
Pruebas de imagen craneal (TAC, RM con y sin Gadolinio).
¿Cuáles son las principales causas y características vértigo periférico?
Las enfermedades del oído medio afectan a veces al laberinto. Comprobar si hay otitis y otras anormalidades de la membrana del tímpano.Un exceso de cera en el oído puede causar vértigo. Aquí incluiríamos también el colesteatoma, la otosclerosis en el anciano, el herpes zoster del ganglio geniculado (Ramsay-Hunt). Su diagnóstico se realiza por la clínica, otoscopia y audiometría.
La neuronitis vestibular también llamada laberintítis aguda (vértigo epidémico), es la causa más frecuente de vértigo en medio ambulatorio y sería el ejemplo típico de vértigo periférico. Aparece en jóvenes o a cualquier edad y precedido a veces de un cuadro viral.
No existe sordera, tinnitus ni signos centrales, suele haber nistagmus espontáneo hacia el oído sano. La prueba calórica reproduce el vértigo y es asimétrica. Se acompaña además de náuseas suele tener un comienzo brusco, durar horas (hasta varios días) y agravarse, como todos los vértigos, con los movimientos. Las laberintitis agudas suelen ser secundarias a infecciones por bacterias o virus. El ataque no es tan corto como en la enfermedad de Menière.
La enfermedad de Menière (vértigo laberíntico crónico), presenta una tríada característica: vértigo, tinnitus y sordera unilateral.El mecanismo es probablemente la hinchazón del espacio endolinfático con destrucción de las células sensitivas de la cóclea y la ampolla. Antes de que el vértigo aparezca, existe tinnitus e hipoacusia oscilante de meses o años de duración. La enfermedad evoluciona por brotes. El ataque en sí mismo es violento, con náuseas y vómitos, sudores y sordera. El nistagmus está presente sólo durante el ataque, y la dirección puede variar. Afecta a pacientes de edades comprendidas entre 30 y los 60 años. Va acompañado de tinnitus y sordera residuales después de múltiples ataques. El vértigo dura de una a dos horas. El tratamiento incluye sedantes, antihistamínicos y antieméticos durante el ataque. Profilácticamente, algunos usan diuréticos y restricción de sodio.
El vértigo posicional paroxístico benigno, o vértigo episódico transcurre cuando el paciente gira la cabeza o cambia de posición. Puede ser reproducido, presenta nistagmus posicional (ver arriba). No hay hipoacusia, los test calóricos son normales, y el trastorno es autolimitado tiene duración corta (segundos, minutos). Más frecuente en mujeres, es idiopático y puede deberse a formación de otolitos en utrículo y sáculo.Todos los vértigos empeoran con los cambios posicionales.
¿Qué otras causas de vértigo sistémico existen?
Fármacos y tóxicos
Ácido acetil salicílico
Quinina (cinconismo)
Aminoglucósidos
Furosemida
Hidantoinas
Quimioterapia (Mostazas nitrogenadas, Cisplatino)
Opiáceos
Alcohol
CO (monóxido de carbono)
Vértigo sicógeno, ansiedad
Neurosis de conversión
Agorafobia
Hiperventilación
Anemia severa
Mixedema. Se produce vértigo por retención de líquidos a nivel vestibular simulando a veces laberintitis.
Diabetes. Se han descrito vértigos en diabéticos posiblemente relacionados con mononeuropatía diabética.
Vértigo idiopático. Ocasionalmente, después de una evaluación cuidadosa, el vértigo se etiqueta como idiopático. En estas circunstancias, un tratamiento sintomático y cuidadoso siguiendo la evolución del paciente es la única medida a tomar por el médico.
Vértigo en niños
Epilepsia temporal
Neuronitis vestibular
Jaqueca
Psicógeno
Secuela de traumatismo o meningitis
Sordera congénita
Esclerosis múltiple
Tumores de fosa posterior (meduloblastoma, astrocitoma quístico).
Vértigo agudo y episódico:
los ataques se producen súbitamente, dura pocas horas y desaparece espontáneamente para presentarse un tiempo después. Una causa frecuente de este tipo vértigo es la enfermedad de Meniere en la cual el episodio es tan intenso que la persona debe guardar reposo absoluto en cama y en una habitación oscura. Hay sensación permanente de náusea, taponamiento de los oídos y, si se observa detenidamente, se verá que existe un movimiento rápido e incontrolado de los ojos (esto es llamado nistagmus).
Más adelante, en la crisis de Meniere, además del vértigo presentará pérdida o disminución de la capacidad auditiva (hipoacusia) o distorsión de los sonidos; también referirá que antes, a la aparición del ataque, observó luces centelleantes alrededor de los objetos que él enfocaba. La causa de la enfermedad de Meniere es la alteración en el contenido del líquido presente en los canalículos del oído interno, canalículos que participan en el mecanismo del equilibrio.
Vértigo súbito
Más persistente que el anterior y que disminuye gradualmente con el tiempo (semanas o meses); aquí no hay alteración de la capacidad auditiva. Es frecuente que la causa sea una inflamación del laberinto (laberintitis aguda), estructura localizada en el oído interno, y habitualmente causado por una infección viral. En la medida en que el proceso infeccioso cede, el vértigo va desapareciendo.
Vértigo postural benigno
Bastante frecuente e inducido por los cambios bruscos de posición del tronco y la cabeza: como cuando la persona se encuentra acostada con la cabeza inclinada hacia la izquierda o derecha y trata de levantarse rápidamente; la molestia puede persistir por semanas y hasta meses. Generalmente la causa yace en una alteración estructural del oído debido al deterioro causado por la edad aunque en otras oportunidades la causa es desconocida.
Vértigo persistente con un desarrollo lento pero progresivo
Es debido a una enfermedad cuya gravedad va incrementándose con el tiempo. Una causa frecuente son los tumores que comprimen el nervio auditivo; igualmente las meningitis que generan la misma compresión. Otras enfermedades crónicas que inducen el vértigo persistente son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la arteriosclerosis generalizada y los traumatismos craneanos.
¿Cuál es su tratamiento?
En la mayoría de los casos se utilizan medicamentos antihistamínicos, anticolinérgicos, y antieméticos. Los más frecuentes son la Betahistina (Fidium®), la Tietilperazina (Torecan®) y el Sulpiride (Dogmatil®).
Cuando el cuadro es muy intenso se realizan tratamientos quirúrgicos, con drenaje de la linfa mediante incisiones en el laberinto, la laberintectomía y otras veces la sección de nervio auditivo y vestibular.
En aquellos casos en los que el vértigo es causado por un trastorno permanente de la estructura del oído interno, el cerebro se adaptará a los cambios y la sensación irá disminuyendo con el tiempo. Su médico le enseñará ejercicios posturales que le ayudan a controlar el vértigo. Uno de estos se muestra en la siguiente imagen
Posición 1: el paciente está sentado en la cama con los pies al piso.
Posición 2: Gira la cabeza hacia izquierda y se acuesta rápidamente sobre su lado derecho (la cara sigue mirando a la izquierda)
Posición 3: nuevamente se sienta rápidamente quedando la cara mirando al frente
Posición 4: gira la cabeza a la derecha y se acuesta rápidamente sobre su lado izquierdo (la cara sigue mirando a la derecha)
Este ejercicio debería realizarlo 2 ó 3 veces en el día.
En algunas situaciones se recomienda la toma de diuréticos, especialmente en la enfermedad de Meniere. Otra sustancia de uso frecuente son los anticálcicos como la flunarizina, el nimodipino o la betahistina que ayudan a prevenir las recurrencias de los episodios. El tratamiento quirúrgico se reserva para un grupo pequeño de pacientes con enfermedad de Meniere, en que los síntomas son tan severos que producen incapacidad y no mejoran con el tratamiento medicamentoso; además, los casos en que los tumores son responsables de los síntomas es evidente que el tratamiento debe ser quirúrgico, por lo menos cuando esto sea posible.