La felicidad radica, ante todo, en la salud.
(George William Curtis)

La salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida.
(Bernard Le Bouvier de Fontenelle)

No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.
(Benjamin Franklin)

La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
(Françoise Sagan)

Alimentación para adultos con paraplejia

La alimentación es clave en la prevención de factores de riesgo de las enfermedades habituales en personas con paraplejia

Según las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 857.837 personas en España tienen dificultades para caminar y 1.224.046 no pueden desplazarse con normalidad. En el caso de personas con paraplejia (parálisis de la mitad inferior del cuerpo), la hipertensión, la obesidad, la diabetes y la disminución del colesterol-HDL (beneficioso) son, entre otras causas, responsables de la enfermedad cardiovascular que puede acortar la esperanza de vida. En estas enfermedades la adecuación dietética mejora sustancialmente el control metabólico y, en muchos casos, incluso la misma dieta resulta terapéutica.

Guía a través de la dieta: nueve claves
Disfrutar de una gran variedad de alimentos nutritivos. Las personas con discapacidad física sufren con frecuencia complicaciones en su salud. Comer de forma variada es fundamental para reducir la posibilidad de enfermar. El equilibrio en la alimentación ayuda al organismo a funcionar correctamente, refuerza el sistema de defensas y estimula la recuperación y regeneración celular.

Ajustar las calorías de la dieta. Evitar el sobrepeso y la obesidad es equivalente a minimizar la discapacidad, ya que un menor peso permite mantener la autonomía personal. Una dieta rica en nutrientes y ajustada al gasto de energía es un recurso imprescindible.

Comer frutas y verduras y hortalizas con generosidad. Las raciones recomendadas son tres piezas diarias y acompañar las comidas principales de una buena ensalada o abundante verdura. Los minerales, la fibra, las vitaminas hidrosolubles y la gran cantidad de antioxidantes protectores que tienen estos alimentos, son indispensables para el complicado engranaje del organismo.

Los cereales y las legumbres: aliados perfectos. Son excelentes fuentes de carbohidratos complejos. Este tipo de alimentos, en su justa medida, son capaces de aportar la energía necesaria sin suponer un riesgo en el aumento de peso. Contienen a su vez grandes cantidades de fibra que ayuda a prevenir y tratar problemas tan diversos como la diabetes, el estreñimiento o el exceso de colesterol en la sangre, trastornos de gran incidencia en caso de paraplejia.
Cuidar el tipo de grasas. La grasa de los alimentos es necesaria ya que nos provee de energía, vitaminas y ácidos grasos esenciales. Sin embargo hay que reducir las carnes rojas en exceso, la bollería, repostería, mantequillas, embutidos y en general todas las comidas ricas en grasas saturadas y grasas trans peligrosas para el corazón.

Hidratarse a lo largo de todo el día. La incontinencia urinaria es un problema frecuente, por lo que el control de la cantidad de líquidos de bebida debe ser correcta. El objetivo es evitar problemas con las sondas vesicales que ayudan a gestionar la expulsión de la orina.

Cuidado con el alcohol y la cafeína. Su efecto es diurético, aunque cantidades excesivas necesitan acompañarse de una gran ingesta de agua para que puedan ser expulsadas, lo que empeora el estado de un sistema urinario sensible.

Comer entre tres y cinco veces al día. Equilibrar la dieta significa también regular el número de ingestas. Distribuir los alimentos en varias tomas al día es un buen método para saciarse, normalizar los niveles de glucosa de la sangre y evitar problemas en la circulación sanguínea y el corazón.

Tomar pocas cantidades de azúcar refinado y alimentos que lo contengan. La inactividad de las extremidades inferiores provoca un menor gasto de calorías. Aparte del sabor dulce y las cuatro kilocalorías por gramo, el azúcar refinado no tiene ningún otro valor nutricional. Disminuir los dulces de la dieta es una sabia decisión para prevenir la diabetes y mantener a raya la grasa de reserva.

Peso saludable para el equilibrio
La enfermedad cardiaca es una de las primeras causas de muerte en el colectivo de personas con paraplejia. La obesidad, que se da en más de un 60% de las personas afectadas por una lesión medular, se suele encontrar frecuentemente en la antesala de los problemas cardiovasculares. Tras una lesión en la médula espinal, los requerimientos energéticos del organismo disminuyen debido a la falta de movimiento y actividad física.

En consecuencia, el metabolismo se vuelve lento, se gasta menos energía en mantener las constantes vitales como la temperatura del cuerpo o en el funcionamiento de los órganos vitales.

Por ello, es muy fácil aumentar de peso si los hábitos alimentarios no cambian. El exceso de grasa corporal dificulta enormemente la capacidad para moverse, vestirse, desplazarse y, en definitiva, disminuye significativamente la calidad de vida. En términos generales se aconseja reducir un 10% la ingesta de energía diaria -en caso de paraplejia accidental- o de las calorías recomendadas para una persona sana de igual peso y edad. El objetivo final es no engordar. Un buen asesoramiento nutricional es un elemento clave a la hora de conseguir un peso adecuado.

Dietética para diabetes, hipertensión y colesterol
La diabetes es una de las enfermedades crónicas en las que la dieta juega un papel crucial. La inactividad y la falta de inervación de los músculos, provocan una resistencia a la insulina en los tejidos. Esta hiperinsulinemia, frecuente en las personas parapléjicas por lesión medular, aumenta el riesgo aterosclerosis. La composición nutricional constante de las comidas, el control de los alimentos ricos en azúcares sencillos y comer cinco o seis veces al día son los tres primeros pasos básicos hacia un tratamiento dietético completo de la enfermedad.

La disminución de sal es un hábito necesario para reducir la hipertensión arterial, que empeora el funcionamiento del sistema circulatorio pudiendo agravar la salud de una persona en riesgo. La inmovilización, las comidas ricas en calorías, el aumento de peso y el alcohol, pueden influir en la disminución en sangre del colesterol beneficioso. El pescado azul, las nueces, avellanas y el aceite de oliva son clásicos de la dieta mediterránea que contribuyen a nivelar el colesterol total.

PROBLEMAS AÑADIDOS

Muchas personas con paraplejia necesitan tomar medicamentos para controlar el funcionamiento intestinal. Además de estos fármacos, a veces imprescindibles, la nutrición es el factor más importante a la hora de regular la rutina del intestino. La fibra alimentaria de cereales, legumbres, verduras y frutas, entre otros muchos beneficios, promueve la formación del bolo fecal, que estimula los movimientos de contracción (peristaltismo) y facilita la defecación y evitan el malestar, el dolor de cabeza y la flatulencia que provoca el estreñimiento.

El deterioro de la función vesical además de la intestinal, es otro factor físico que disminuye la calidad de vida. Una correcta hidratación es conveniente tanto para los problemas del intestino como para los de la vejiga. Cuando se bebe, la cantidad y el tipo de bebida son fundamentales para prevenir las infecciones urinarias.

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