La felicidad radica, ante todo, en la salud.
(George William Curtis)

La salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida.
(Bernard Le Bouvier de Fontenelle)

No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.
(Benjamin Franklin)

La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
(Françoise Sagan)

Ictus, una catástrofe prevenible

El ictus es un problema de salud pública de primer orden. En España, es, después de la cardiopatía isquémica, la segunda causa de muerte directa en la población (32.887 fallecimientos en ambos sexos en 2006) y la primera en la mujer (19.038 casos); además, un 44% de los afectados que sobrevive sufre alguna dependencia funcional, lo que convierte al ictus en la primera causa de discapacidad permanente en la edad adulta y la segunda de demencia. A los 6 meses de haber padecido un ictus, el 26,1% de los pacientes ha fallecido, el 41,5% permanece independiente y el 32,4% es dependiente.

De forma paralela al aumento de la morbilidad de las enfermedades cerebrovasculares, en los últimos 20 años se constata una tendencia decreciente en sus cifras de mortalidad, relacionada con una mejor detección y control de sus principales factores de riesgo. Pero dado que el 75% de los casos de ictus afectan a personas mayores de 65 años y, debido a las previsiones demográficas, según las cuales España tendrá en 2050 una de las poblaciones más envejecidas del mundo, se prevé un gran incremento de su incidencia y prevalencia en los próximos años.

Plan de Calidad

La importancia de esta patología ha animado al Ministerio de Sanidad y a todas las comunidades autónomas a elaborar la Estrategia en Ictus del SNS, que establece un conjunto de objetivos y recomendaciones destinadas a mejorar la calidad de las intervenciones en su prevención y tratamiento.

El trabajo, enmarcado dentro del Plan de Calidad del SNS, gira alrededor de 5 ejes: la promoción y prevención de la salud, tanto en atención primaria como hospitalaria; la atención en la fase aguda del paciente; la rehabilitación y reinserción en la sociedad; la formación de los profesionales y la apertura de nuevas líneas de investigación en este terreno.

La Estrategia recuerda que la detección precoz y la prevención de los factores de riesgo del ictus deben realizarse en el ámbito de la atención primaria. Y para ello debe recomendarse de forma general a la población modificaciones del estilo de vida que han demostrado su beneficio preventivo. Junto con estas medidas de carácter universal, es en la AP donde se debe realizar la búsqueda activa de pacientes sanos, aún sin enfermedad vascular, pero con un mayor riesgo de desarrollar un ictus por la presencia de factores de riesgo, e incidir en ellos con mayor intensidad.

Prevención y detección precoces

A la hora de enfrentarnos al ictus, tal y como señaló el ministro de Sanidad, Bernat Soria, durante la presentación de esta iniciativa, “es preciso contar con un plan integral de actuaciones desde el inicio del tratamiento que asegure la máxima recuperación del paciente, ya que está comprobado que la actuación sistematizada sobre esta patología, tanto desde el punto de vista médico como de enfermería, son vitales para minimizar dentro de lo posible las secuelas que ocasiona la enfermedad”. Los principales déficit, discapacidades y complicaciones observables después de un ictus son parálisis, desequilibrio, trastorno del habla/ lenguaje, trastornos visuales, déficit cognitivos, alteraciones emocionales, fatiga física y psíquica, crisis epilépticas y dolor.

Para su coordinador científico, el Dr. Jorge Matías-Guiu, “si bien se ha avanzado mucho en los últimos años en el conocimiento neurológico de esta patología, esta mayor información no ha beneficiado a todos los pacientes, y esa es precisamente una de las finalidades de la Estrategia: llegar a todos los afectados de una forma integral”.

Código Ictus

Una de las claves para el éxito en la atención del ictus es la rapidez con la que se detectan sus síntomas iniciales y se contacta con el sistema de emergencias. Es por ello que en la cadena asistencial destinada a esta patología es fundamental la interconexión precisa entre los servicios de emergencia extra e intrahospitalarios. Uno de estos sistemas es el denominado “Código Ictus”, diseñado con el fin de una rápida identificación, notificación y traslado de los pacientes a los servicios de urgencias. Este sistema permite poner en marcha el proceso intrahospitalario de diagnóstico y cuidados mientras se traslada al paciente afectado hasta el centro. Tal y como señaló el Dr. Matías-Guiu, “este Código Ictus tiene que implantarse en todas las comunidades, para que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de él”. De hecho, este sistema ya está implantado en la mayoría de los sistemas sanitarios avanzados, mientras que en España disponen de él diversas regiones, como Cataluña, pionera en esta iniciativa.

Para el coordinador, esta Estrategia “es, probablemente, el mayor intento realizado en Europa para acercar las mejoras en la atención sobre ictus a toda la población. Supondrá un esfuerzo muy importante para todos, con el convencimiento de que también entrañará una de las acciones realizables en política sanitaria y social con una mayor rentabilidad para pacientes, familiares y para el propio país, además de un ejemplo de cómo puede realizarse un programa de cohesión en la atención sanitaria para las naciones de nuestro entorno”.

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