Incluso el consumo leve y moderado se asocia a más probabilidades de tener hijos que desarrollen trastornos de conducta en la adolescencia,
Los hijos de mujeres que tomaron aunque fuera una sola copa de alcohol por semana durante el embarazo, tienen más probabilidades de desarrollar trastornos de conducta en la adolescencia, según un artículo publicado en “Pediatrics”.
"Si las mujeres no beben durante el embarazo, pueden ahorrarse muchos problemas futuros de sus hijos con un trastorno de conducta", manifestó la Dra. Elizabeth R. Disney, de Chase Braxton Health Services, de Baltimore (Estados Unidos), una de las autoras del estudio.
Los efectos adversos del consumo excesivo de alcohol en el embarazo incluyen, en especial, un conjunto de problemas sociales y cognitivos llamado síndrome de alcoholismo fetal. Existe también evidencia de que incluso un bajo nivel de exposición prenatal al alcohol está asociado con agresividad, delincuencia y otras "conductas de exteriorización".
El equipo destacó que las mujeres que beben en el embarazo son más propensas a sufrir esos y otros problemas y tenderían a elegir parejas con los mismos problemas.
Para comprender mejor el papel independiente de la exposición fetal al alcohol durante la gestación, el equipo estudió a 1.252 adolescentes de 17 años y a sus padres, que participaban en el llamado Minnesota Twins Family Study.
El 36% de los varones y el 10% de las mujeres tenían síntomas que los calificarían para un "diagnóstico definitivo o probable" de trastorno de conducta. Esos síntomas incluían robar en las tiendas, ser agresivo con los animales y las personas, iniciar incendios y faltar a clases.
El 31% de los adolescentes, hijos de mujeres que habían bebido por lo menos una copa de alcohol por semana en el embarazo, tenía trastornos de conducta, a diferencia del 21% de los hijos de mujeres que no habían bebido.
Las madres que bebieron alcohol en el embarazo (un 13% del total, que habían consumido unas tres copas por semana en promedio) eran también más propensas a fumar. Ambos padres en esas familias eran más propensos a tener conductas de exteriorización.
Pero cuando los investigadores consideraron esos y otros factores que podían causar confusión, hallaron que la exposición prenatal al alcohol estaba independientemente asociada con una cantidad significativamente alta de trastornos de conducta.
Entre las mujeres con alcoholismo diagnosticado, el 44% de las que habían bebido durante el embarazo tenían hijos con trastornos de conducta, a diferencia del 20% de las alcohólicas que no habían bebido durante la gestación.
Estos resultados, concluyó la Dra. Disney, demuestran que las mujeres deben evitar consumir alcohol durante el embarazo. "Ese sacrificio durante los nueve meses de gestación valdrá la pena a largo plazo al tener un hijo adolescente con mejor conducta", añadió la autora.
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