La felicidad radica, ante todo, en la salud.
(George William Curtis)

La salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida.
(Bernard Le Bouvier de Fontenelle)

No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.
(Benjamin Franklin)

La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
(Françoise Sagan)

Interacciones entre zumos de frutas y medicamentos

El consumo de algunos jugos inhibe la acción de los fármacos e interfiere en el proceso de curación.

El verano es una de las épocas del año en la que más bebidas se consumen. Por este motivo, conviene que quienes toman determinados fármacos conozcan su efecto contraproducente si, al mismo tiempo, se ingieren ciertos zumos. Esta interacción es de especial interés, dentro del extenso abanico de combinaciones positivas y negativas que se dan entre el consumo de alimentos y la medicación. Los componentes de algunas frutas y sus zumos dificultan la actividad de diversos fármacos como los anticoagulantes, que retardan la coagulación de la sangre y evitan la trombosis y la embolia. La mayor complicación de este tipo de fármacos sería la hemorragia.
Los investigadores de diversas universidades de Japón, como la Kyushu University of Health and Welfare, la Kumamoto University y la University of Miyazaki Hospital han pedido que se realice una investigación más profunda sobre este tema, que sirva de ayuda a los médicos y a los pacientes con tratamiento farmacológico. Una de las conclusiones de los diversos estudios llevados a cabo es que el zumo de piña, en especial por su contenido en bromelina, es uno de los mayores inhibidores del citrocromo P450 2C9, la principal enzima responsable del metabolismo hepático de los anticoagulantes orales, como el conocido Sintrom®.
El zumo y la pastilla

Conviene tener presente durante estos meses de calor que la hidratación puede influir de manera negativa sobre el efecto de los medicamentos. El agua, los refrescos, la cerveza y los zumos de frutas se toman con mayor frecuencia. Según los últimos datos publicados en el año 2007 por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), la media anual nacional de consumo de zumo y néctar es de 11 litros por persona.
Las cápsulas o pastillas se ingieren con algún líquido que facilite la deglución. El zumo natural o comercial es una de las bebidas elegidas con más frecuencia. Hace pocos años, un grupo de investigadores de la Universidad de Western Ontario alertó sobre el peligro que conlleva la mezcla de algunos medicamentos con zumos de frutas, entre los que se encuentran los de manzana, naranja y pomelo. Estos últimos reducen la eficacia de fármacos como la fexofenadina (antihistamínico), la etoposida (anticancerígeno), el atenolol, el celiprolol y el talinolol (betabloqueantes utilizados en la prevención de infartos y tratamiento de la hipertensión arterial), la ciclosporina (utilizada en la prevención del rechazo tras el trasplante de órganos) y algunos antibióticos. Según los investigadores, el problema está en la "pérdida de eficacia de estos tratamientos para los problemas médicos serios".
Investigación anterior a la prescripción

Conscientes de que los zumos pueden tener un potencial relevante para inhibir la acción de los medicamentos y que el consumo habitual de estas bebidas podría interferir en el proceso de curación de los enfermos, los investigadores japoneses de las universidades citadas han querido avanzar más. Con sus investigaciones tratan de ofrecer, en un futuro, una evidencia científica que permita a los médicos saber con seguridad si determinadas frutas y sus zumos son perjudiciales para el tratamiento de los pacientes.

Para afirmar que un zumo interfiere en la acción de un medicamento es indispensable localizar los componentes de la fruta que actúan sobre la sustancia en cuestión y, además, descubrir y describir su mecanismo de acción, es decir, cómo actúa el componente del zumo sobre el fármaco. Los estudios realizados en Japón se han dirigido a observar la actividad del citocromo P450 2C9, una enzima representativa por su función sobre el metabolismo (utilización, almacenamiento y eliminación) de los fármacos en el hígado.

Los zumos comerciales investigados de frambuesa, uva y mora han demostrado en el laboratorio que inhiben la actividad de esta enzima, lo que da lugar a la hipótesis de que interactúen negativamente con determinados medicamentos. El siguiente paso es describir y documentar con exactitud qué fármacos se verían afectados por la toma conjunta de estos zumos y los medicamentos. Conviene tener presente que el zumo de mora, muy rico en antioxidantes, se utiliza en Europa por sus beneficios para los riñones, la fatiga, la debilidad, la anemia e, incluso, para tratar el encanecimiento prematuro del cabello. Por otro lado, el zumo de uva es uno de los más consumidos en nuestro país, junto con los de naranja, melocotón y piña.
ZUMO DE PIÑA Y ANTICOAGULANTES

Los últimos datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) reflejan que en el año 2006 los españoles bebieron 71,5 millones de litros de zumo de piña, un dato que sitúa a este zumo como el más consumido en los restaurantes, cafeterías, bares y hostelería, además de ser uno de los más apreciados en los hogares.

El año pasado, la publicación de la Japan Society for Bioscience, Biotechnology and Agrochemistry se hizo eco de las investigaciones que colocan al zumo de piña en el punto de mira por su posible efecto negativo sobre fármacos utilizados en la prevención de la trombosis o la embolia, como la warfarina (anticoagulante). Los estudios apuntan a que la bromelina (complejo enzimático) del zumo de piña, que también se vende como suplemento dietético, podría afectar a la concentración del fármaco en la sangre e impedir que éste cumpla su función.

Ante la posibilidad de que mezclar zumo de piña con anticoagulantes orales pueda ser una desventaja para los enfermos, los investigadores insisten en que sería de gran ayuda estudiar las consecuencias exactas de combinar éste y otros zumos con medicamentos.

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